Dos maderas, dos visiones

Rodolfo Uder y Rodolfo Morales
Curaduría: Luis Fernando Quirós
Inauguración: viernes 10 de agosto
Del 10 de agosto al 25 de agosto del 2007.
Sala IV
Museo de Arte y Diseño Contemporáneo

Se presenta en el MADC la muestra de dos artistas/diseñadores que trabajan la madera, y cada uno imprime una visión distinta a la diversidad de productos que obtienen de su trabajo creativo. Ambos tuvieron sus inicios en la artesanía, pero sus piezas fueron subiendo en rasgos genuinos y calidad; hoy las elevan un peldaño más cuando prevalece la estética para la funcionalidad: se trata de un arte utilitario de muebles muy alternativos y/o conceptuales, y manufacturas como platones, tazones, ensaladeras y otros objetos más que se aprecian impregnados de rigor, técnica y tocan el filo de la fina belleza.

La idea de "Dos maderas, dos visiones"

Se pretende confrontar dos ojeadas distintas en cuanto a la naturaleza del producto, pero producto de la misma naturaleza: la madera. Ambos, Morales y Uder son poetas que van componiendo versos extraídos de diversos entornos tras una preocupación eco-sostenible: en el caso de Morales, con el pejibaye, planta que por el mismo proceso de explotación de sus frutos se renueva, y que él aprovecha esa fibra de cañón, -madera autóctona-, pues su uso proviene desde nuestros ancestros indígenas quienes fabricaban armas y utensilios por su dureza y durabilidad. La gravílea en cambio proviene de las zonas cafetaleras del Valle Central, y era utilizada para brindar sombra a los sembradíos.

En el caso de Uder él encuentra su material prima en su finca allá en las costas de Santa Cruz, Guanacaste; aprovecha sus accidentes tales como la afectación de los hongos, los clavos, los alambres que un día las ciñeron a linderos y que él hoy redescubre con su mirada "analógica": la visión del artista con la racionalidad del diseñador.

La exposición se trata de juntar dos árboles en la sala del museo -en tanto ambos artistas ven hacia sus troncos, ramajes y raíces-, pero no para celebrar su extracción del bosque sino el ingenio de ambos en crear a partir de lo caído un poema que canta con el hilo, con el color, con el jaspe y el acabado de sus maderas.

Rodolfo Morales el taller de un diseñador maderero

Luis Fernando Quirós

Diseñar es sinónimo de investigar. En el taller del diseñador, tanto como en el taller de un investigador, se requiere manejar altas dosis de pensamiento analógico; esto quiere decir que hay que ojear los materiales y en esa misma observación visualizar el futuro objeto, un producto nuevo. La mirada del diseñador/investigador es indagadora, escudriñadora, pero también constructiva, proyectiva; maneja una dosis de incertidumbre por lo que se convierte en un desafío estimulante de resolver.

Visitar a Rodolfo Morales -diseñador especializado en producir muebles de maderas muy alternativas como son el pejibaye y la gravílea, es una experiencia edificadora, pues ahí se encuentra ese entorno tan preciado del ebanista, con sus herramientas y equipos, con sus secretos aún sin ser del todo explorados. Y digo que me encanta visitarlo, pues estando ahí me dejo engullir por un “atrás restaurador” y evoco la infancia -pues mi padre reparaba objetos o los convertía en muebles nuevos. Entonces -para mí-, esa visita me motiva regresar a espacio transformador para salir convertido en otro nuevo; pero no sólo eso, me estimula a revivir un tonificante diálogo interior.

Respecto a las maderas utilizadas por Morales, dije que son de carácter alternativo, pues no son muy comunes en el mobiliario. El pejibaye, proviene de las zonas tropicales bajas –sobre todo en las caribeñas- y de la cual se conoce una larga historia pues fue utilizada por las tribus ancestrales en la confección de herramientas y armas, por lo que posee una fuerte carga de memoria vernácula. Se trata de una madera de cañón -o sea es hueca en su interior; es oscura, muy dura, difícil de trabajar, pero Morales ha reinventado equipos para elaborarla con un buen sentido de la tecnología apropiada. La gravílea se encuentra en antiguas zonas cafetaleras del área metropolitana, árbol muy usado para dar sombra a los sembradíos; y su madera es clara, rojiza, y su hilo ofrece una notable textura visual. Ambas maderas contrastan entre sí, por la dirección del hilo y/o el color y son útiles para hacer incrustaciones, ensambles, y otros juegos antagónicos que hacen más sugestivas esas piezas. Morales utiliza tablones que quizás encontró en una playa o allá en sus andanzas por la pampa guanacasteca, que fueron curados por los abrasivos de las arenas pardas y las aguas saladas costeñas, o tal vez fueron vigas de una antigua casona rural o urbana; poseen resquicios añosos donde se atoran los hilos de nuestra memoria y de su poética.

El ejercicio del ebanista vrs el ejercicio del investigador Se trata de recrear un ejercicio simbólico: en estos instantes se nos anima a visualizarnos sumidos entre maderas, herramientas, martillos, serruchos, lijadoras, tornos; ahí encontramos todo lo necesario para manufacturar.

Pensemos también por un instante en la eventualidad de “ser reparados” de lo que sabemos: entrar, quizás, siendo un “chunche” viejo que el maestro ebanista toma con sus manos experimentadas y con todo amor lo va elaborando hasta convertirlo en un objeto sensible, visible, portador de su carga de sentido -pero como la observa Gilles Deleuze, cuando expresa que “el sentido no es nunca principio ni origen, sino producto”.

Si tenemos la oportunidad de ir a ese taller y aunque ya sabemos, ya hemos diseñado, ya hemos escrito, fotografiado, dibujado, pero, aun así, aún teniendo conocimientos y experiencia nos sentimos incompletos, dispongámonos a ser convertidos en un “mueble” nuevo, que todos aprecien y que nos exhiban en las mejores vitrinas.

Entonces, es preciso –simbólicamente- quedarnos internados en este taller: es necesario no pensar, quizás en no ser nada, ni saber nada, simplemente permitamos a nuestro sistema perceptivo sentir la acción simbólica de esas manos del diseñador/ebanista cambiándonos para no volver a repetir lo mismo, sino tratar de seguir lo que él sigue.

Para él quizás es suficiente saber que la madera posee un hilo y que al cepillarla requiere disponer la herramienta a contrahilo. A veces, para iniciar algo nuevo, un nuevo proyecto, necesitamos colocarnos a contrahilo, a contrapelo, y en esa re-elaboración hay fuego, el fuego del deseo.

Rodolfo Morales Rodríguez (1959)

Exposiciones: 2005 Uno ve lo que sabe.n Centro Cultural de España / Bosque Mar, Punta Islita. / 2003 Playing with light and shadow, Centro Cultural Costarricense Norteamericano. Conjunta con Loida Pretiz. / Primera Confrontación en el Arte. 40 artistas, curadores, Galería Nacional Museo del Niño. / 2002 Concurso Kent Explora Espacios. (Primer Lugar). / Juegos de Luz y Sombra. Galería Sophia Wanamaker, Centro Cultural Costarricense Norteamericano. /2001 Contrastes Alternativos. Embajada de Francia en Costa Rica. Múltiple Teor/etica Arte y Pensamiento. San José, Costa Rica. / 28° Muestra Internacional de Artesanía de la Pontificia. Universidad Católica de Chile, Santiago de Chile. / 2000 Biennale Internationale Design. Saint Ettienne, Francia. 1o Feria Internacional de Artesanía (Fiapri 2000). Puerto Rico. / 1998 25° Muestra Internacional de Artesanía de la Pontificia. Universidad Católica de Chile, Santiago de Chile. / 8° Muestra Iberoamericana de Artesanía de España y América. Tenerife, España. / 1997 Intro-Retro, Individual Museo de Arte y Diseño Contemporáneo. San José, Costa Rica. / 1996 Individual, Galería de Arte José Figueres. Retrospectiva de la primera década de la Galería. ( 98 - 99 Colectiva). San José, Costa Rica. / 1994Participación en Washington Gift Show. Washington, USA. / 1993 Museo de Arte y Artesanía Internacional en Taipei (Selección de Obras de los Mejores Artesanos a Nivel Mundial). Taipei, República de China. / 1992 Mercado Nacional de Artesanías. (Mención de Honor). San José, Costa Rica. / 1992 Exposición de Sevilla 92. Sevilla, España.

Rodolfo Uder y diseño ecosostenible

Luis Fernando Quirós

El hecho de que algunos individuos aborden los escenarios propios de la creatividad, el arte y el diseño, es, en la mayoría de los casos bastante circunstancial; o sea, no sucede como se dice que es porque desde niños ellos se pasaban dibujando o haciendo esculturitas. Se trata de una búsqueda muy personal y existen individuos que lo hacen durante toda su vida; algunos incluso llegan al arte y el diseño a través de otras profesiones, como es el caso de Rodolfo Uder, quien se graduó con título de Ingeniero Agrónomo en la Universidad de Sao Paulo Brasil, pero por esos ires y venires del destino, él se decidió, influido por su vocación por la tierra y sus productos, desplazándose hacia otras zonas intensas y creativas: las de la producción artesanal teniendo como herramientas y métodos, el diseño.

Pero existe otro ingrediente más, es el deseo de ser un catador del germen de la belleza: se trata por lo general de una casta de seres muy sensibles y creativos -pero que no son sólo artistas, también son inventores y profesionales de las ciencias y la tecnología- quienes se desvelan por hacer reales y trascendentes sus sueños. En esta conversación con Rodolfo Uder, se busca develar esas motivaciones.

L.Q.: Luego de graduarte, ¿qué te llevó al producto artesanal?

R.U.:Comencé a trabajar para un Programa de Conservación de Recursos Naturales, visto que Guanacaste estaba destinada a convertirse en desierto, por la agresiva deforestación y el manejo inadecuado de una ganadería extensiva: usando anualmente el fuego -limpieza de potreros-, se causaba gran destrucción a la flora, fauna y provocaba erosión y compactación del suelo. En Guanacaste -desde la colonización a décadas pasadas-, la visión fue el extractivismo forestal y la agricultura de arroz y maíz; hasta el Estado contribuyó a una destrucción masiva de los recursos naturales a través del Instituto de Tierras y Colonización. El título de propiedad solamente se le daba al que trabajaba la tierra, significaba aquella área que estaba limpia, que no tenía montaña, sinónimo de cortar los árboles, quemar y regar la semilla de pasto Jaragua, forraje traído de África que se adapta al uso del fuego; éste cuando florece produce una semilla alada que con el viento se esparce y se va introduciendo en nuevas áreas, luego cuando se quema el pasto nace vigorosamente. Recordemos como los Árabes empezaron a quemar y destruir sus fértiles valles, luego los Españoles e Italianos importaron estas prácticas destruyendo extensas áreas, por lo tanto, la mayoría del recurso forestal, nuestro oro compuesto de especies valiosísimas se quemó y pudrió en el suelo.

Luego vino la época de la promoción ganadera, créditos subsidiados incentivando una ganadería extensiva con prácticas de manejo no sostenibles. Claro, al principio los suelos eran muy fértiles y naturales con producción buena de forraje; luego con la erosión y compactación del terreno las cosas empeoraron, era el espejismo de un excelente negocio, teníamos el enorme mercado de los Estados Unidos comprando carne magra de ganado Cebú, carne sin grasa, ideal para la confección de hamburguesas. Esta desgracia ambiental sucedió no solo en Costa Rica, también en las áreas boscosas de Latinoamérica.

L.Q.:Al llegar a la zona creativa, hablo de tu trabajo, ¿Cuál era la problemática que encontraste?

R.U.:Existía un Proyecto de la Agencia Internacional de Desarrollo, mejor conocida por las siglas de AID en la cual empecé a laborar como ingeniero. Era un Programa de Conservación de Recursos Naturales ofreciendo incentivos económicos para promover la actividad forestal y la ganadería racional. Fue en esos años que se trajeron expertos que habían estudiado los procesos de desertificación en África y otras latitudes del planeta.

La situación para los inicios de los 80 era crítica; 5 años después ya habíamos formado AGUADEFOR, la organización forestal más grande del país, con 5000 asociados y miles de hectáreas reforestadas. Además del cambio de conciencia ecológica que ayudó a mejorar el manejo de los recursos naturales, contribuyó a la recuperación de los mismos el hecho de que el precio internacional de la carne cayó y la ganadería perdió su importancia y el turismo en esas décadas era inexistente, debido a que en nuestro vecindario estaba la guerra de Nicaragua.

L.Q.:Pero, esa fue una iniciativa tuya, o, ¿trabajabas para alguna compañía?

R.U.:Luego de año y medio de trabajar con el AID, tomé conciencia y me di a la tarea de buscar un socio que apoyara la compra de un terreno para un proyecto de este tipo: el socio tenia una empresa que importaba y vendía productos para la agricultura y quería devolverle algo a la naturaleza. Actualmente tenemos 2 años de experiencias en recuperar suelos, flora y fauna. Me propuse incidir en el proceso a partir del potrero que había quedado desguarnecido; primero empezamos con la reforestación artificial, monocultivo, luego completamos las áreas con el manejo de la regeneración natural a partir de los retoños de las raíces de árboles que habían existido anteriormente. Lo que buscábamos era imitar a un bosque natural, comprendí después de muchos desaciertos que hay que estar de acuerdo a la fuerza de la naturaleza, no luchar contra ella.

El proyecto empezó a caracterizarse por la diversidad de especies; en los trópicos es muy peligroso el monocultivo ya que a largo plazo se genera el desequilibrio y la aparición de plagas.

L.Q.:O sea, ¿te propusiste hacer tu propia empresa generando una finca?

R.U.:Dealguna manera, sí. Fue una locura, una corazonada que daría frutos a muy largo plazo.

¡Sí!, al principio en áreas erosionadas había cultivado hectáreas de Pochote, pero un día me di cuenta que esa plantación de Pochote no prosperaba; pero al tiempo la naturaleza siempre agradece, entre los árboles enclenques crecían naturalmente otros: ¡era Cocobolo! Ubicado entre las primeras cinco especies de madera más bella del planeta.

L.Q.:Pero, dime, ¿cómo llegaste a involucrarte con la producción artesanal?

R.U.:Claro, a través del proyecto simbiótico de criar ovejas y la reforestación, me gane una Beca para una Maestría con la Universidad de Bolonia, Italia. Fue en Italia que comencé a admirar el arte y el diseño.

Pero en ese intering observé que eso que hacía no era lo que yo buscaba; quería ver un fin último de la siembra y cuido de los árboles, darle sentido práctico a mi quehacer: convertir esa madera en artesanía; en un inicio eran productos funcionales, como platos, vasos, floreros, para ir luego avanzando en diseño hacia otros objetos que fueran en algo preciosos, digo, que elevaran el espíritu. Ahora creo que el diseño y el arte pueden tener un objetivo conceptual, ser un pretexto para hablar de la recuperación de nuestra madre tierra, contar un cuento, asombrando el espíritu e iluminando la conciencia. Es cierto, yo quería trabajar con desechos o con partes de la madera que por lo general no se usan: como las raíces, postes viejos de cerca, árboles caídos en ríos, playas, etc.. También me interesa la madera de raleo.

La recuperación ha sido la palabra más importante en mi vida; creo que el ser humano vino para mejorar en lo personal, en lo colectivo y en lo ambiental, a cambiar defectos de carácter por virtudes y a contribuir para mejorar el ambiente. Convertir un trozo de madera que aparentemente es un desecho, en un producto bello, con la idea de demostrar que el cambio es posible. La madera, a través de la belleza de sus jaspes, colores, texturas, diseños provocados por el intemperismo, manchas de hongos, agujeros de insectos, etc., logra dar un mensaje de la diversidad, hermosura y potencial de los bosques tropicales; ellos se encuentran menospreciados, subutilizados.

Al igual que el trozo de madera desechado se convirtió en arte, los bosques están esperando recuperarse en bienes preciados. Los árboles tropicales son en buena medida capaces de mitigar el calentamiento del planeta, ellos durante su crecimiento absorben CO2 y expelen oxígeno (O2). Una hectárea de regeneración de este bosque puede fijar aproximadamente 8 toneladas de carbono por hectárea por año. Si un industrial de EE.UU. o Europa que ensucia el planeta emitiendo miles de toneladas de carbono, se asociara simbióticamente a un grupo de campesinos que van a colectar ese veneno, lógico seria que el industrial pague un Impuesto Ambiental para que lo reciban los campesinos por cuidar el bosque. Acordémonos que el planeta no solo es de los países ricos, un sueño de fantasía sería que los ricos hicieran sostenible su sistema económico repartiendo un diezmo ambiental; suponiendo ayuda y no obligación, ¡un mundo feliz!. Además cuando los árboles sean ya adultos, se cortan, se procesan y el carbono incorporado en esta madera ya elaborada queda fijado en muebles, casas, etc., a la vez donde estaba el espacio del árbol que se cortó, su lugar lo tomará otro arbolito que seguirá creciendo y limpiando la atmósfera. Este es comercio justo, modelo que se está necesitando en los trópicos, ya que la agricultura y ganadería se han vuelto actividades marginales. La agricultura, la actividad más noble del ser humano se ha vuelto una actividad de pobres; vivir de lo que produce nuestra tierra, ha pasado de ser una forma de vida abundante en un mal negocio. Los árboles tropicales en media fijan aproximadamente tres veces más carbono que los bosques temperados. Debo aclarar que Costa Rica ha sido el país pionero en esta actividad de implementación conjunta, en especial realizando experiencias con algunos países Nórdicos.

L.Q.:Bien, poseías una estrategia responsable, ¿cómo lo armonizaste con la parte estética y funcional de los productos?

R.U.:La idea era demostrar que la belleza puede encontrarse en algo que quizás puede estar por ahí, simplemente tirado, y que a la vista del diseñador, se vuelve un producto; eso lo convierte en un arte de ver y de encontrar. La observación del tronco es el primer paso; el segundo, lograr en él la empatía (sentir en), tratar de introducirme en el material y percibir en la forma y en el movimiento de su energía vital, el diseño sugerido, y el tercer paso, es técnica de trabajo. También trato de trabajar en el principio de resonancia o isomorfismo, la forma o el diseño de la naturaleza concuerda con la forma de sentir y pensar del ser humano, al fin de cuentas, pertenecemos al mismo mundo orgánico. Me gusta dentro del área del diseño las bioformas, toda la naturaleza es diseño, piedras, plantas, animales, ríos, hormigas etc., infinito banco de diseño. Mi proceso de diseño se resume en observación, empatía y técnica.

Se trata de comprender el rol del ser humano con él mismo y con la ecología del planeta. Entender y promover el potencial que ejercen los bosques tropicales en la recuperación del planeta; eso representa la labor de recuperación de la naturaleza que me propuse cuando regresé de estudiar agronomía y fue cuando comencé a escrutar los secretos y desafíos de la ecología.

L.Q.:¿Cómo centra el diseño en todo este discurso?

R.U.: El diseño, la idea del objeto, la concepción del producto, me viene de la posibilidad que tengo de estar metido en la naturaleza: ahí estoy, viendo árboles, esculcando piedras, siguiendo con la vista el vuelo de los insectos, ojeando las raíces; así encuentro la inspiración para realizar lo que produzco, para aligerar esas cargas interiores que me motivan a buscar lo que realmente sea productivo e incentive a la comunidad; sobre todo hoy cuando el turismo es una alternativa creciente y que trae mucha fuerza a esta región.

Me gusta verme como un socio de la naturaleza, ella es la que realmente crea todo; yo sólo trato de escuchar sus sugerencias, y lo descubro durante una caminata por el bosque, o por los potreros allá en Paraíso de Santa Cruz, en las inmediaciones de Junquillal, donde tengo la finca; o lo hago cuando camino en la playa, uno va colectando una piedra, un trozo de madera, ahí encuentro el diseño.

Conclusión. Esta conversación tenida con Rodolfo Uder, me deja en claro otros caracteres del profesional que llamamos diseñador, y que es centro de una investigación que titulo “Ojeadas: el diseño en Costa Rica”. Él es un contemplador de una naturaleza que crece como lo hace un rizoma, surge aquí́, allá, pivotea entre las crestas de otras formas arborescentes. Así mismo es la creatividad: nos intimida a no enraizarse en un solo sitio porque el marco de oportunidades y los dones que Dios nos da no son sólo un pequeño potrero o una finca, son todo un planeta pero que debemos explotar con tolerancia; para ganarnos el sustento de los nuestros y que todos, planeta y nosotros sus moradores convivamos en armonía y respeto.

Rodolfo Uder

Ha exhibido en España, y en este mismo año expone "Isomorfismos" en la Galería VERITAS; su trabajo es especialmente apreciado por el extranjero que visita al país, que lo encuentra en exclusivas tiendas especialmente de el Guanacaste, donde él reside. Lo caracteriza el uso de maderas encontradas en cercas, ríos, playas, que descubre con ojos escudriñantes porque en cada tronco que ve, encuentra una pieza elaborada con el lenguaje del diseño contemporáneo.

Referencias en medios de comunicación

Patrocinan:

Universidad Veritas Punta Islita. Museo de Arte Contemporáneo al Aire Libre Hotel Punta Islita Rancho Forestal Pochotes Pamperos