Media Art en América Latina y Centroamérica: entre lo visible y lo invisible (2008)

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Ponencia presentada en el VI Foro de Expertos en Arte Contemporáneo. Feria de ARCO, Madrid, febrero 2008. 

Autor: Ernesto Calvo

En esta ponencia referiré de manera suscinta pero directa, espacios y proyectos de Latinoamérica que han venido trabajando en torno a los vínculos entre arte visuales y tecnologías de una manera continuada en los últimos años.

Ahora bien. para iniciar este recorrido, creo que es necesario a nivel metodológico una breve aclaración cronológica y contextual: en América Latina, cuando nos referimos a los vínculos entre artes visuales y tecnologías, específicamente videocreación o art media, es necesario reconocer que, a pesar de que hubo artistas e instituciones pioneras desde la década de los setenta, e incluso algunos precedentes importantes desde finales de los años sesenta, no es hasta la década de los ochenta, pero sobre todo en los noventas y durante los años más recientes, que se comienza a hacer más masivo e intenso un acercamiento y maduración respecto a estos medios dentro de los artistas o productores visuales latinoamericanos.

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Por otro lado, dentro de este reconocimiento inicial es imprescindible también tener en cuenta que existen diferencias sustanciales entre distintos países o regiones de Latinoamérica, en lo que desde Europa o Estados Unidos se reconoce habitualmente como “Sudamérica”, y que por lo general tiende a homogeneizar realidades muy distintas y dispares.

. Contextos latinoamericanos…

Hechas estas aclaraciones cronológicas y contextuales, podemos afirmar entonces que en América Latina se pueden distinguir varios núcleos fundamentales dentro de esos contextos y espacios que han trabajado con más fuerza y sistematicidad el apoyo a las relaciones entre arte y tecnología.

Así, considero que tres países -Brasil, Argentina y México- resultan no solo pioneros sino también fundamentales para entender ese devenir, pues fue en estos contextos donde se pueden percibir tanto experiencias artísticas como proyectos e instituciones pioneras o actuales de gran alcance y valor.

En el caso de Brasil, es imprescindible mencionar por supuesto el Festival Internacional de Arte Electrónica VideoBrasil , un referente imprescindible no solo latinoamericano, sino internacional, tanto por su solidez como por su amplia proyección referencial. (No haré más mención al caso brasileño, pues estando dedicada esta feria a Brasil, creo que las reflexiones sobre este país tan potente y excepcional en América Latina, pero a veces muy desconocido, serán bastante amplias en otras mesas de ponencias y discusión).

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Otro contexto muy importante, con experiencias pioneras desde los años setenta y una consolidación importante en las décadas ochenta y noventa es el caso de Argentina. Así, eventos como el Festival Buenos Aires Video -que comienza en 1988- logró aunar la experiencia tanto de producción artística como investigativa de creadores, curadores y especialistas provenientes de distintos campos, como Carlos Trilnick, Jorge La Ferla, Gabriela Taquíni, Rodrigo Alonso –entre otros- lo que trajo consigo la constante estimulación de una reflexión profunda y sostenida acerca de la videocreación y las relaciones entre arte y tecnologías, tanto en su confrontación con referentes internacionales, como en sus connotaciones conceptuales, históricas o recientes respecto a ese contexto del país austral.

En ese sentido, es importante mencionar esfuerzos editoriales y de historización como el de Rodrigo Alonso , o importantes selecciones como Cine, video y multimedia, compilada por Jorge La Ferla, o las recopilaciones recientes de net.art en América Latinade Lila Pagola , o del Centro Cultural de España en Buenos Aires , por solo mencionar algunos ejemplos concretos. En cualquier caso, más allá de los altibajos o discontinuidades en cuanto a apoyos a eventos y otras experiencias, ha existido en Argentina una exploración profunda y continuada respecto a los vínculos entre arte y tecnología desde hace más de 25 años.

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Otro contexto emblemático, también a pesar de sus irregularidades y conflictos, ha sido el de México, con experiencia pioneras desde los años setentas y ochentas de artistas y gestores como Pola Weiss (fallecida en 1990), Rafael Corkidi o Andrea Di Castro, o de artistas muy experimentados que trabajan desde los ochenta y noventa como Sarah Minter, Rafael Lozano Hemmer, Arcángel Constanini, o más jóvenes como Fernando Llanos, Fran Ilich o Minerva Cuevas , entre otros.

Por otro lado, creo que los apoyos institucionales realizados en ese país tanto a nivel formativo como de visibilización artística han sido fundamentales en el desarrollo de esas tendencias; y entre ellos se pueden mencionar el Centro Multimedia del Consejo Nacional de las Artes, el Festival Vidarte, o más recientemente el Cyberlounge del Museo Rufino Tamayo y el Laboratorio de Arte Alameda, fundado en el 2000, y donde se producen exposiciones, talleres prácticos y eventos teóricos de gran calidad, que hacen interactuar constantemente a los artistas y el público de México con distintos espacios latinoamericanos e internacionales.

Ya dejando atrás de estos países que podríamos llamar pioneros y de mayor madurez o fortaleza en las relaciones entre arte y tecnologías, existen otros contextos un tanto más emergentes en América Latina, que sin embargo han alcanzado recientemente un relativo grado de visibilización y consolidación en sus acercamientos al arte medial.

Volviendo a Sudamérica, un país como Chile tuvo un artista excepcional en Juan Downey, no solo pionero de las relaciones entre arte y tecnología, sino también uno de los más sugestivos y excéntricos creadores en el panorama de la videocreación y el audiovisual experimental de la década del setenta. A pesar de ello, el exilio y las propias características de Downey, no le permitieron impulsar un movimiento o tendencia reconocidos en ese país, vinculados a sus propuestas. Sin embargo, en Chile espacios como la Bienal de Video y Nuevos Medios, que organizan la Universidad de Chile y el Museo de Arte Contemporáneo, o una revista virtual como Escaner Cultural , han logrado mantener un dinámico vínculo entre arte contemporáneo y nuevas tecnologías en ese país.

De manera relativamente similar, en otro contexto de Sudamérica, en este caso Colombia, en la Universidad de Caldas se organiza el Festival Internacional de la Imagen , a través del cual se ha logrado que confluyan importantes artistas e investigadores latinoamericanos e internacionales, para la realización de exposiciones, visionados talleres y eventos teóricos.

También en Sudamérica, durante los últimos años en Perú ha tenido un fuerte impulso la videocreación y las arte electrónicas, a partir sobre todo de la creación de ATA -Alta Tecnología Andina- que organiza el Festival Internacional de video/arte/electrónica y otros eventos, los cuales han servido como amplia plataforma de intercambio entre el contexto peruano, América Latina y el ámbito internacional, en proyectos expositivos, curatoriales, de reflexión y formación muy potentes y sugestivos. En ese sentido, la labor de José Carlos Mariátegui y Jorge Villacorta, junto a otros artistas e investigadores de ese país, ha posibilitado una interrelación muy provechosa y fluida con múltiples espacios y proyectos del ámbito iberoamericano e internacional. Resultados de esta excelente labor han sido –por ejemplo- la curaduría Videografías invisibles, una de las más completas e importantes que se han producido sobre videocreación en América Latina, o el proyecto multidisciplinar e interactivo E-Tester , entre otros.

Ya adentrándonos en el área centroamericana y del Caribe, podríamos referirnos, en Cuba, al Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau , que organiza desde hace algunos años el Salón Internacional de Arte Digital, que a pesar de las precarias y difíciles condiciones de comunicación y acceso a tecnologías de Cuba, ha intentado establecer un efectivo vínculo con artistas e instituciones que trabajan dentro de lenguajes digitales en diversas partes del mundo, tanto a nivel expositivo como de formación.

. Contextos centroamericanos…

Ya adentrándonos en el ámbito de Centroamérica -que es el contexto con el que he trabajado más directa y permanentemente- podríamos decir, a nivel de reflexión general, que este espacio geográfico y cultural ha sido uno de los más invisibles o desconocidos dentro del ámbito latinoamericano hasta fechas muy recientes, no solo por el escaso y disperso desarrollo del arte contemporáneo que poseía la región, sino también por las precarias condiciones económicas, políticas y sociales que han signado a esas realidades.

Como decía, no es hasta fechas relativamente recientes –es decir, desde inicios y mediados de los noventas- que el desarrollo en torno al arte contemporáneo, y en especial con un arte que utiliza diversas formas de tecnologías, que comienza a extenderse primero tímidamente y ahora con más fluidez en el panorama del arte de la región centroamericana.

En ese sentido quisiera exponer que, junto al Museo de Arte y Diseño Contemporáneo de Costa Rica, existen algunosotros espacios y proyectos que, en mayor o menor medida, y con más o menos éxito, han tratado de incidir sobre estos vínculos.

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Así -por ejemplo- en El Salvador la Fundación Clic ha venido realizando, a través de un festival nacional y algunos talleres formativos, una labor de incidencia y visibilización sobre los vínculos entre distintas disciplinas artísticas y tecnologías, sobre todo a partir del paradigma de lo digital.

Por otro lado, en Honduras un espacio como Mujeres en la Artes , ha venido realizando una labor de acercamiento a las interrelaciones entre arte contemporáneo, audiovisual y videocreación, sobre todo dentro del ámbito de visionado y talleres de formación.

Por otro lado, en Nicaragua, desde un perfil más marginal y precario, proyectos como Evil , ha realizado esporádicas experiencias de formación, que luego -por cierto- han sido exhibidas en un cine porno, ante la falta de sitios de exhibición, pero también por una voluntad expresa de utilizar espacios alternativos a los circuitos oficiales e institucionales, casi siempre sumamente conservadores y de precarias condiciones expositivas y financieras.

Ya adentrándonos en el contexto de Costa Rica, considero que dos instituciones han sido fundamentales en los últimos años, no solo a nivel nacional sino también centroamericano, como factores de apoyo y visibilización del arte contemporáneo y sus vínculos mediales y tecnológicos en la región centroamericana. Estas dos instituciones son: Teoré/Tica , fundación privada sin fines de lucro creada en el 2000, y el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo , institución estatal autónoma, inaugurada en 1994.

Así, aunque existieron algunos espacios que en algún momento fomentaron exhibiciones con ciertos vínculos entre arte y tecnología -como el Instituto Goethe, de San José- no es hasta finales de los noventas que el apoyo a estos medios se hace más frecuente y sistemático, tanto desde el ámbito artístico como institucional en Costa Rica.

En el caso específico del Museo de Arte y Diseño Contemporáneo de Costa Rica , surgido como parte de la remodelación de un céntrico aunque abandonado espacio urbano donde se encontraba la antigua Fábrica Nacional de Licores, desde su nacimiento mismo se convirtió en espacio fundamental de interacción del arte contemporáneo centroamericano, tanto a lo interno como con experiencias similares latinoamericanas e internacionales, lo cual propició un estímulo y efervescencia sin precedentes en el medio artístico del país y la región.

Sin embargo, los vínculos más estrechos con tecnologías comienzan a darse de una manera más continua a partir del año 2000, con los eventos Dis / Art / Tec, y ya más definitivamente en el 2002, cuando surge el 1er concurso centroamericano de videocreación Inquieta Imagen , y paralelamente se realiza la exposición internacional Contaminados. (Ex)Tensiones de lo audiovisual y el programa de proyecciones Espacios a la Experimentación I.

Esta primera experiencia curatorial de Contaminados. Extensiones de lo audiovisual, donde participaron reconocidos artistas internacionales junto a otros jóvenes centroamericanos, con propuestas que mezclaban el video y el audiovisual en general, con la fotografía, la pintura, el grafitti, la arquitectura, la instalación, la performance o las obras interactivas y en Internet , junto al concurso centroamericano de videocreación Inquieta Imagen y otros espacios de exhibición de materiales audiovisuales y conferencias, aunque resultó sumamente difícil y complejo llevarlo a cabo, dadas las precarias condiciones de equipos y organizativas del museo en ese momento, resultó un esfuerzo inicial muy importante, que posibilitó adquirir la experiencia suficiente para darle continuidad a este tipo de eventos.

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De este modo, desde el año 2002 y hasta la fecha se han venido haciendo de una manera continua tanto el concurso Inquieta Imagen como las proyecciones de Espacios a la Experimentación. En el caso de Inquieta Imagen, primero se concibió con un énfasis únicamente centroamericano; pero en su última edición se extendió al ámbito iberoamericano. Y por otro lado, si en sus 3 primeras ediciones este evento estuvo relacionado sobre todo a la videocreación en sus múltiples variantes, desde la cuarta versión su espectro se amplió a cualquier propuesta tipo de digital y/o medial.

Uno de los resultados más significativos que han permitido estos eventos, son las interacciones continuas que se han venido estableciendo y consolidando con instituciones, artistas y gestores a niveliberoamericano e internacional, con los cuales se han realizado colaboraciones que traen consigo -a su vez- más amplias posibilidades de retroalimentación de la producción artística de la región.

De tal forma, a los eventos Inquieta Imagen han asistido prestigiosos artistas, curadores e investigadores, entre los cuales se pueden mencionar a Ken Feingold (EE.UU), pionero de los medios interactivos en EE.UU, Andrea di Castro (Italia-México), iniciador del videoarte y la apropiación de nuevas tecnologías en México; especialistas jóvenes pero reconocidos como José-Carlos Mariátegui (Perú); o importantes investigadores como Laura Baigorri (España), Gilles Charalambos (Francia-Colombia), Juan Devis (Colombia-EE.UU.) o Tania Aedo (México), entre otros.

La presencia de estos artistas, curadores y especialistas ha permitido la realización de charlas, conferencias, visionados y talleres, que han sido muy importantes en el fomento de las condiciones formativas de los artistas y el público en general.

Paralelo a Inquieta Imagen, en el MADC se ha venido presentando también el programa Espacios a la Experimentación, en los que se han programado en sus diversas ediciones importantes muestras como LA Freewaves. Videoarte de Latinoamérica (propuesto desde el Museo de Arte Contemporáneo de Los Angeles, y donde se presentó la primera curaduría de videoarte centroamericano); la Bienal Interamericana de Videoarte del Banco Interamericano de Desarrollo, o proyectos multidisciplinarios e interactivos como E-Tester, así como selecciones y curadurías de instituciones y proyectos internacionales como de la Gate Foundation (Historia del videoarte en Holanda), Alta Tecnología Andina (Vía Satélite. Panorama de la fotografía y el video en el Perú contemporáneo) y Fundación La Caixa (Panorama del videoarte español), entre otras.

Todas estas experiencias e intercambios han traído consigo, además, la invitación a realizar selecciones o curadurías, que el MADC ha presentado en instituciones museísticas o sitios alternativos de varios países de la región centroamericana, América Latina, EE.UU. y Europa . Por otro lado, artistas y curadores de Centroamérica han recibido premios y reconocimientos, sobre todo relacionados al videoarte, o han sido invitados a participar a importantes eventos regionales e internacionales.

. Bienal Inquieta Imagen V.

Ya refiriéndonos a la última edición del evento Inquieta Imagen, podría decirse que la confrontación de artistas de la región centroamericana con propuestas de todo Iberoamérica, trajo consigo no solo una participación mayor y un aumento en la calidad general de las propuestas, sino también búsquedas temáticas y conceptuales de una mayor profundidad y consistencia que en años anteriores.

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Podría afirmarse, entonces, que la última edición de este evento ha significado un avance sustancial respecto a la interacción con estos lenguajes en Centroamérica, aunque aun limitada en tanto exploración de las grandes posibilidades de los medios tecnológicos dentro de las artes visuales contemporáneas. Esto se hace evidente cuando se constata, estadísticamente, tanto a nivel de participación como de selección, que siguen siendo mayoritarias las propuestas vinculadas a la videocreación y la fotografía digital, y aun minoritarios los proyectos que se acercan a un arte más multidisciplinar, interactivo y de exploraciones multimediales diversas.

En cuanto a las estrategias museográficas y de exhibición del evento (aclaro que no curatoriales, pues esta es una muestra seleccionada por un jurado, tomando como base criterios de calidad de las obras individuales y no vínculos conceptuales y/o temáticos que se puedan establecer entre ellas), se ha intentado siempre priorizar afinidades o contrapuntos entre temas, lenguajes y poéticas, de tal modo que el público pueda apreciar y confrontar en la selección expuesta, diferentes énfasis en los acercamientos a esos medios.

Por otro lado, dada la limitación de equipos y de medios tecnológicos con que cuenta el museo, se intenta que las obras, aunque exhibidas de una manera relativamente simple y con un concepto de montaje desprovisto de efect(ism)os tecnológicos, potencien sus significados y capacidades expresivas al interactuar con otras piezas, a partir de la activación de recursos museográficos también simples pero imaginativos.

. Deficit y desafíos….

Ahora bien, como reconocimento podríamos decir que a pesar de haberse producido un aumento en el número y calidad de las propuestas relacionadas con el uso de tecnologías en el arte contemporáneo de Centroamérica, es necesario señalar también varios deficits importantes.

Entre ellos se encuentran los vacíos en los diferentes espacios formativos, pues a pesar de que se han realizado incursiones recientes de algunas universidades públicas y privadas en la enseñanza de esos lenguajes, o esfuerzos de espacios institucionales o alternativos para propiciar la capacitación en el uso de herramientas tecnológicas, aún no existen canales formativos permanentes, de calidad y actualizados, que potencien el uso de esos cambiantes y dinámicos instrumentos tecnológicos.

Otro déficit importante son las limitadas posibilidades de financiamiento de los eventos con este tipo de énfasis y formatos en Centroamérica, pues las iniciativas dedicadas a la visibilización de estas propuestas y manifestaciones, están sujetas casi siempre a la gestión de patrocinios y alianzas estratégicas externas a la región. En el caso específico del MADC –por ejemplo- tanto la realización de Inquieta Imagen como otras iniciativas articuladas a este evento, han sido posible gracias al apoyo de organismos como HIVOS o la Cooperación Española -entre otros pocos- así como a la interacción de una red de alianzas cada vez mayor a nivel centroamericano e iberoamericano sobre todo.

Por eso, creo que para lograr la continuidad en el apoyo a estos medios y lenguajes tecnológicos dentro del arte contemporáneo de Centroamérica, es imprescindible establecer estrategias y alianzas novedosas, renovadas, para alcanzar el fortalecimiento y ampliación de las plataformas existentes, incidiendo a su vez sobre los procesos de formación, profesionalización y proyección del trabajo artístico en esas líneas.

. Un final sin fin…

Por último, quisiera expresar que, con este recorrido y reflexiones sobre la emergencia, avatares y estado actual de los vínculos entre arte y tecnologías en América Latina, y más específicamente en Centroamérica, ha intentado hacer evidente el carácter todavía precario y relativamente marginal de estos medios en la región, pero -como expusimos alguna vez en el título de una curaduría- apropiándonos de la famosa frase de Galileo, se podría decir que estos vínculos entre arte y tecnología: “pero se mueven!”.