El MADC y las nuevas tecnologías en Centroamérica: emergencias, desafíos, posibilidades...


Una breve introducción contextual

Quizás el mayor desafío de las instituciones que pretendan estar al frente de procesos de cambio en determinados campos de la producción artística contemporánea, es la interpretación de su entorno y la generación de acciones capaces de potenciar las fortalezas y descubrir las debilidades que ese mismo entorno presenta.

Esta actitud espectante y anticipadora, implica necesariamente una aceptación del riesgo como principio de acción, un ejercicio de observación atenta, de diálogo permanente y de discernimiento, para elaborar posibles líneas de acción que no aguarden la constatación de resultados, sino que más bien los propicien.

Traemos a colación esta imagen del riesgo y lo anticipatorio, porque nos parece acertada para referir la labor que el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo (MADC) de Costa Rica ha realizado en sus 13 años de existencia, y particularmente en los aspectos vinculados a las relaciones entre arte y nuevas tecnologías.

Para contextualizar un poco, a lo primero que habría que hacer alusión es al nacimiento mismo de este museo en 1994, y su significado dentro del contexto del arte contemporáneo costarricense y centroamericano. Según la ley de creación del MADC, esta institución es la encargada de la colecta, conservación, exposición, investigación, difusión y estímulo de las artes visuales y el diseño contemporáneos costarricenses, centroamericanas y sus vínculos internacionales, con énfasis en las últimas décadas del siglo XX y las primeras del siglo XXI.

Este marco legal situó al museo en un terreno complejo, pues de un lado fue depositario de toda suerte de responsabilidades respecto a las manifestaciones contemporáneas (que no necesariamente comprenden las nuevas tecnologías), y por otra parte dejaba el campo abierto para incorporar dentro de sus exposiciones y otros eventos, esos nuevos lenguajes que apenas se habían explorado en Centroamérica en aquella época, cercana en un sentido cronológico, pero lejana en términos de empleo de tecnologías dentro de la región.

Es en este incipiente contexto, que el MADC inicia un trabajo de conocimiento de la producción artística centroamericana contempóranea, contribuyendo a su estímulo, visibilización y difusión a escala local e internacional, mediante una actitud dialogante que permitió la realización de varias exposiciones regionales, que en algunos casos, itineraron fuera del área centroamericana.

Ahora bien, si la conexión a escala regional se entabló en un primer momento a través de viajes y contactos directos realizados enel marco de investigaciones curatoriales, no transcurrió mucho tiempo para que la Internet se ubicara como la principal forma de interconexión.

. Página web del MADC: hacerse visible en la red.

Así, en 1998, a cuatro años de la fundación del MADC y en el contexto incipiente de utilización masiva de la Internet, se crea con el auspicio de la Fundación HIVOS de Holanda la primera versión del sitio web del museo. Y es en este punto donde se sitúa la primera línea de acción en la que la implementación de las nuevas tecnologías se torna crucial, no como herramienta artística, pero sí como instrumento de gestión, promoción y generación de vínculos, dimensión que no podemos -ni debemos- invisibilizar en una discusión sobre arte y nuevas tecnologías.

Con la conformación del sitio web, fue posible suministrar información actualizada sobre el accionar del MADC a una red cada vez más amplia de usuarios dentro y fuera de la región centroamericana. La página web se convirtió en una herramienta de trabajo fundamental para el posicionamiento de la institución, así como un termómetro sobre la valoración del trabajo institucional desde la perspectiva de los usuarios asiduos y potenciales; y lo que es más importante aún, posibilitó una interlocución fluida con artistas, instituciones y personas a escala local y extralocal.

La elaboración de un Directorio de Artistas Centroamericanos desde esa época fortaleció estos vinculos, pues al proponerse como un espacio de visibilización de la producción regional, incrementó la interlocución de la institución con los artistas y entre ellos mismos, así como la posibilidad de extender esas conexiones a instituciones artísticas, curadores y artistas de otras latitudes, cuyo contacto ha sido posible en muchas ocasiones, a partir de su visita al sitio del MADC.

La efectividad de este servicio la podemos constatar al día de hoy, pues existe una demanda permanente de actualización de ese Directorio; y aunque por motivos de escasez de personal especializado y presupuesto el museo no ha tenido las condiciones para mantener una labor de actualización permanente de este Directorio, la vigencia del mismo constituye un indicador importante del valor concedido al sitio web del MADC, y esto se debe sin dudas, al rol difusor y estimulador que la institución ha tenido en la construcción de una red local de arte contemporáneo desde los noventa, mediante el empleo de las tecnologías como uno de sus ejes fundamentales.

La página web del MADC ha buscado constantemente una renovación visual, de contenidos y fundamentalmente, un incremento de las posibilidades de interlocución con los usuarios. Por eso, en los últimos años el sitio web del museo ha implementado sustanciales cambios, como pasar de una estructuración estática (creada con html simple y algunos insertos en flash), a un sitio dinámico administrado con apoyo en el sistema de administración de contenidos Mambo Open Source.

Con el uso de las tecnologías abiertas, se ha buscado aumentar el contenido y su calidad, reorganizandolo en nuevas secciones, con información actualizada y organizada con miras a facilitar su acceso de diversas formas. Esto, tomando en cuenta estándares recomendados por la W3C, como la debida etiquetación del contenido, o el énfasis en el uso y accesibilidad del sitio. El diseño y contenidos de la página cuentan además con una licencia de Creative Commons, lo que permite que puedan ser aprovechados y compartidos por los usuarios.

La incorporación de videos de las principales exposiciones a través de youtube.com, así como de entrevistas a artistas y/o curadores protagónicos de estos eventos en formato de podcast con el empleo de loudblog, han ampliado la oferta y posibilidades de la página e incrementado los usuarios de ésta.

. Inquieta Imagen: estímulo a la videocreación y el arte digital.

La otra línea de acción que de unos años para acá ha sido prioritaria en el MADC y que está directamente vinculada a la relación arte-nuevas tecnologías, ha sido la del fomento y difusión de la videocreación y el arte digital en general, no solo en sus formas más habituales, sino también en sus múltiples vínculos interdisciplinarios.

La relación arte-nuevas tecnologías tuvo algunos acercamientos eventuales y aislados desde los 80 en Costa Rica, y aunque en Centroamérica desconocemos aún con detalles esta dinámica, a partir de las constatanciones que tenemos, sabemos que era casi inexistente. Las limitaciones en la accesibilidad tecnológica y las casi inexistentes plataformas en materia de formación didáctica, producción, difusión y circulación, restringieron de forma decisiva las posibilidades del desarrollo de investigaciones en esta vía.

Es hasta la segunda mitad de los 90 que las exploraciones en diversos ámbitos de las nuevas tecnologías comienzan a alcanzar cierto grado de sistematicidad y fluidez, asociadas a la mayor disponibilidad de los medios, el incremento de las posibilidades de acceso a la información y a la incipiente masificación del uso de las nuevas tecnológicas.

En atención a esto, y luego de una exitosa experiencia curatorial en el año 2001 con la muestra Espacios, Cuerpos e identidades en el videoarte costarricense y algunos convidados… , el MADC toma la iniciativa de realizar, a mediados del año 2002, la exposición Contaminados. (Ex)Tensiones de lo audiovisual, primera muestra internacional de videocreación y arte digital en Centroamérica, curada por Ernesto Calvo y Rolando Barahona. En esta exposición participaron artistas reconocidos como Ken Feingold (EE.UU), Fabián Marccacio (Argentina) o Guillermo Gómez-Peña (México), junto a otros jóvenes artistas internacionales o centroamericanos, con obras que mezclaron el audiovisual con otros lenguajes, enfatizando las intenciones multidisciplinarias e interactivas de la exposición.

Paralelo a esta muestra, se convocó al 1er concurso centroamericano de videocreación “Inquieta Imagen”, iniciativa en la que participaron 43 obras, entre las cuales 10 fueron seleccionadas por un jurado conformado por Ken Feingold (EEUU), Nora Fish (Argentina) y Felipe Taborda (Brasil).

En esta ocasión, se otorgó el Tercer Premio a la videoproyección “Viento, agua, piedra” (2000), de Joaquín Rodríguez del Paso, artista pionero del arte contemporáneo costarricense, que ya había realizado incursiones en instalaciones y videocreación. El Segundo Premio fue concedido a “Auto-opsis” (2002), foto-video-instalación de José Alberto Hernández, joven costarricense que cursaba aún sus estudios en artes gráficas y cuyo trabajo apenas empezaba a conocerse en el circuito artístico. Finalmente, el Primer Premio lo mereció “Aria” (2001), videoproyección de Brooke Alfaro, artista panameñoque con una sólida trayectoria pictórica, daba un giro en su carrera a la experimentación con lo audiovisual. Es importante señalar que con este último video reconocido primeramente por Inquieta Imagen, este artista luego obtendría múltiples premios latinoamericanos e internacionales.

Así, a pesar de las lógicas desigualdades de las obras que se presentan en estos eventos, puede decirse que, como conjunto, las obras presentadas al primer concurso “Inquieta Imagen” constituían una muestra concentrada aunque significativa, del germén experimental con nuevas tecnologías que empezaba a extenderse en el panorama de las artes visuales centroamericanas, sin distingos de edades, nacionalidades y/o trayectorias artísticas, con preocupaciones y líneas de resolución formal absolutamente disímiles.

Las ediciones posteriores de este concurso, realizadas con una frecuencia anual hasta el año 2005, constataron plenamente esto. Las cifras de participación en las cuatro ediciones del evento dan cuenta de un incremento importante: 43 obras inscritas en el 2002, 84 en el 2003, 70 en el 2004 y 102 en el 2005.

Si bien es cierto que este incremento numérico no guarda necesariamente correspondencia con la calidad de los trabajos presentados a concurso, considerando el corto periodo de tiempo al que estamos haciendo alusión, es indudable que de la mano del aumento en la participación, ha existido un mejoramiento sustancial en la calidad técnica, las inquietudes formales y las intenciones temáticas de los artistas participantes,.

Así, las obras participantes en las cuatro ediciones de este concurso han venido adquiriendo una identidad en cuanto al tratamiento experimental de las nuevas tecnologías, con una diversidad de propuestas y acercamientos que comprenden desde ejercicios cercanos al documental o la animación, hasta piezas más directamente afiliadas a búsquedas de corte estrictamente tecnológico y digital.

De cara a esto, institucionalmente el perfil del evento ha estado sujeto a modificaciones que buscan responder a las exigencias y demandas del cambiante contexto regional e internacional. Así, el énfasis inicial en videocreación se amplió incluyendo al arte digital con sus casi infinitas posibilidades; y el formato de concurso con premios escalonados, se modificó para ser una muestra con obras seleccionadas y destacadas.

En este proceso de cambios y readecuaciones, -a nuestro entender imprescidibles para conservar el perfil dialogante que sustenta este evento-, para este año 2007, la muestra se convocará con un carácter de bienal iberoamericana. Sin sacrificar el énfasis en la producción centroamericana y su visibilización, se pretende con esta modificación, facilitar la interacción con ámbitos homólogos o cercanos a nivel iberoamericano e internacional.

Un resultado significativo que ha tenido este evento, y en general la labor del MADC en el fomento de las relaciones entre arte y nuevas tecnologías con énfasis en la videocreación, son los vínculos crecientes que se han establecido con instituciones, artistas y gestores, fundamentalmente de Iberoamérica y E.E.U.U, con los que se han establecido líneas de colaboración que redundan en beneficio de las posibilidades de retroalimentación y visibilización de la producción artística local. Así, entre los espacios con los cuales se han mantenido vínculos e intercambios se encuentran: Alta Tecnología Andina y Centro Cultural de España (Perú), Museo de Arte Contemporáneo de Los Angeles y America Society (EE.UU), Laboratorio Centro de Arte Alameda (México), Fundación La Caixa (Barcelona, España), Centro Pablo de la Torriente Brau (Cuba), Fundación Clic (El Salvador), Mujeres en las Artes (Honduras), entre otros.

Por otra parte, como jurados de Inquieta Imagen han participado artistas e investigadores como Andrea di Castro (Italia-México), pionero del empleo de las nuevas tecnologías y las obras interactivas en Mexico y América Latina; curadores jóvenes pero muy reconocidos como José-Carlos Mariátegui (Perú-Inglaterra); o investigadoras de la talla de Laura Baigorri (España). Esto ha permitido la realización de charlas, visionados y talleres en el contexto de la realización del evento o más allá de éste, espacios que han aportado significativamente en las condiciones formativas de los artistas y el público en general de la región centroamericana.

También, paralelo a la exposición de “Inquieta Imagen”, en el MADC se presenta el programa “Espacios a la Experimentación”, selección internacional de trabajos audiovisuales de corte experimental, en los que se han programado muestras como LA Freewaves. Videoarte de Latinoamérica (realizado desde el Museo de Arte Contemporáneo de Los Angeles); el Salón de Arte Digital del Centro Pablo de la Torriente Brau (Cuba); el Concurso Latinoamericano de Videoarte del Banco Intermaericano de Desarrollo; o proyectos multidisciplinarios e interactivos como E-TESTER, así como selecciones facilitadas por instituciones internacionales e iberoamericanas tan importantes en estos rubros como Gate Foundation (Holanda), Alta Tecnología Andina (ATA, en Perú) o Fundación La Caixa (Barcelona, España), entre otras.

Por otro lado, todas estas experiencias han propiciado la realización de selecciones y curadurías que el MADC ha presentado en instituciones museísticas o sitios alternativos de varios países de Iberoamérica y EE.UU. Entre estas propuestas curatoriales se encuentran: El dinosaurio todavía estaba allí. Videocreación más allá / acá de Centoamérica (invitada en 2003 al evento L.A FREEWAVES, en Los Angeles, para luego itinerar a sitios tan disímiles como Australia o Zaragoza; Hybris: espacio, cuerpo, política y estética en el videoarte centroamericano (invitada en 2005 al Salón de Arte Digital Centro Pablo de la Torriente Brau (Cuba); Videocreación en Centroamérica?; pero se mueve! (curaduría que en 2007 se presentará en el Laboratorio Centro de Arte Alameda, México D.F).

El MADC ha recibido también invitaciones para participar en video-conferencias, o como jurados y ponentes en eventos de América Latina relacionados con el empleo artístico de las nuevas tecnologías De forma similar, el MADC ha sido invitado a involucrarse como sede de exposiciones y muestras estrechamente vinculadas a estos medios, como Vía Satélite. Fotografía y video en el Perú Contemporáneo, y diversas muestras de videoarte español o de otros países europeos e iberoamericanos.

Igualmente, artistas de Centroamérica han ganado premios o han sido invitados a importantes muestras de videocreación regionales o internacionales como la Bienal Americana del Banco Interamericano de Desarrollo, Video Brasll o curadurías como Videografías Invisibles.

. Algunas reflexiones finales: situación actual y desafíos futuros…

Teniendo en cuenta los resultados palpables obtenidos y los vínculos e intercambios que hemos venido creando y afianzando a nivel regional e internacional, consideramos que la labor del MADC al frente de la visibilización y fomento de las nuevas tecnologías relacionadas con el arte contemporáneo centroamericano, ha contribuido significativamente en el desarrollo de estas tendencias y en la creación de espacios en Centroamérica relacionados con el uso de las nuevas tecnologías; todo ello, en el marco de un contexto que inicialmente se caracterizaba por la inexistencia de plataformas institucionales en materia formativa y divulgativa, y por ende, carente de una tradición referencial con sus respectivas convenciones y paradigmas instituidos.

Esta labor, entonces, no sólo ha posibilitado el desarrollo de propuestas sugerentes y frescas en lo relativo a la capacidad comunicacional de las obras y su vínculación participativa con los espectadores; sino que ha permitido que en la actualidad, otras instancias centroamericanas hayan asumido como desafío el equipamiento tecnológico necesario para atender los requerimientos de exhibición de trabajos como estos, así como el surgimiento de espacios dedicados total o parcialmente a la realización de eventos directamente relacionados con el uso de las nuevas tecnologías.

Entre estos, cabe destacar a la Fundación Clic, Arte y Nuevas Tecnologías, de El Salvador, que nació como un portal para las artes en el año 2000 y que a la fecha ha realizado tres concursos de arte digital (2004, 2005, 2006), cuya última edición se reformuló en el marco del I Festival Internacional de Arte Digital, evento que tuvo entre sus principales aciertos, el otorgamiento de un Diplomado en Arte Digital.

Otros espacios como Mujeres en las Artes (Honduras), enlos últimos años han organizado muestras de audiovisual, videocreación y arte digital. Los proyectos E.V.I.L y Espira.Espora, ambos en Nicaragua, han realizado también muestras y talleres con un fuerte acento formativo. En Costa Rica, un espacio como Teoré/Tica también ha realizado algunas muestras colectivas o individuales con artistas como el colombiano Oscar Muñoz, entre otros. Es importante señalar que todos estos espacios y proyectos tienen una estrecha y fluída relación con el MADC, a través del intercambio de materiales, experiencias y colaboraciones en materia divulgativa.

Este trabajo sostenido y mancomunado ha contribuido significativamente al estímulo y visibilización del uso de las nuevas tecnologías por parte de muchos artistas, quienes en algunos casos han sido constantes en sus exploraciones, consiguiendo maximizar las posibilidades que éstas brindan como soporte, lenguaje y vehículo de comunicación y resolución de inquietudes creativas. Por eso, puede afirmarse que hoy existe una producción, sobre todo de videoarte, que cuenta con la coherencia y contundencia de trabajos como los de Ernesto Salmerón (Nicaragua), Hugo Ochoa (Honduras), Enrique Castro (Panamá), Sandra Monterroso (Guatemala), Lucía Madriz (Costa Rica), Ana de Vicente (Costa Rica España), Donna Conlon (EEUU-Panamá), Jonathan Harker (Ecuador-Panamá) o Regina José Galindo (Guatemala), todos ellos artistas cuyo trabajo ha merecido en alguna ocasión reconocimientos en “Inquieta Imagen”.

Ahora bien, a pesar de todo este enorme esfuerzo, es posible señalar algunos deficits en el uso de las nuevas tecnologías en el arte contemporáneo centroamericano. Entre ellos, un aspecto crucial es el formativo, pues aunque han existido incursiones incipientes de algunas universidades públicas y privadas, o de espacios institucionales o más alternativos para propiciar la capacitación en el uso de estas herramientas tecnológicas, aún no existen canales formativos permanentes que potencien el uso de este cambiante instrumental, quedando esta responsabilidad en manos de los esfuerzos individuales de los artistas.

Otra limitación importante, y posiblemente vinculada a la anterior, es que el grueso de la producción artística centroamericana que se sirve de las nuevas tecnologías, tiende a depositar aún un marcado protagonismo en el componente visual de las obras, en detrimento de otras posibilidades expresivas articuladas a lo auditivo, lo táctil u otras dimensiones sensoriales. En esta misma línea, cabe señalar que las proposiciones de carácter interactivo son aún muy limitadas, tanto si se trata de obras virtuales como de obras físicas.

Finalmente, un déficit no menos importante es el presupuestario, pues sin excepción alguna, las iniciativas dedicadas al fomento y visibilización de este tipo de manifestaciones, están sujetas siempre a la gestión de patrocinios y alianzas estratégicas que posibiliten solventar los innnumerables requerimientos que demandan los trabajos que se sirven de las nuevastecnologías. El caso del MADC constituye un buen ejemplo de esto, pues tanto la página web como la realización de “Inquieta Imagen” y demás iniciativas articuladas, han sido posibles por el apoyo de organismos como la Fundación HIVOS, la Cooperación Española y la Francesa, y otros apoyos menores de algunas instancias nacionales e internacionales, así como por la colaboración de una red de alianzas a escala centroamericana.

Sin embargo, del mismo modo que el contexto artístico centroamericano se ha reconfigurado con la reciente proliferación de iniciativas orientadas al estímulo y fortalecimiento del empleo de nuevas tecnologías, y con la madurez que algunos artistas han alcanzado en este sentido; también han cambiado las agendas presupuestarias de los organismos cooperantes, y con esto, surgen nuevos retos en términos de gestión cultural.

Por eso, desde la perspectiva del MADC, el horizonte actual está mediado por la necesidad imperante de establecer estrategias, programas y alianzas renovados, con miras al fortalecimiento y ampliación de las plataformas existentes, enfatizando su capacidad de incidencia en los procesos de formación, profesionalización y proyección del trabajo artístico en esta línea.

Es con esta intención que durante los últimos años hemos venido desarrollando y afianzado esa red de intercambio a escala iberoamericana, que queremos continue diversificándose y aumentando, con el fin de abrir nuevas posibilidades de retroalimentación para la producción artística centroamericana vinculada con las nuevas tecnologías.

María José Monge-Ernesto Calvo.