La vida de Chan Jae es así. Tiempo real. Ahora mismo está posteando. Entró en esto por una ecuación inesperada. Este instagramer de 75 años, vive en Brasil y dibuja para tres nietos. Los dibujos son de él. Los textos de su esposa. Las imágenes impactan 250 mil seguidores fanatizados.
Cuando se retiró de su trabajo, parecía que todo seguía el guion. Su hija y dos de sus nietos vivían en Brasil. Así que su rutina la trasladó a acompañar a los niños en sus actividades.
Su dinámica fue interrumpida por la noticia de su hija. Ella decidió regresar a Seúl, Corea, sus nietos desaparecían de su entorno inmediato. Evasivo y absorbido por la televisión para ocultar su desconsuelo, lo único que lo regresó a operar una vida normal fue Instagram.
Su hijo Ji Lee, radicado en Nueva York y padre de su tercer nieto Astro, apelando a sus recuerdos de infancia, le pidió a su padre volver a dibujar y contar pequeñas narraciones gráficas para mantener un canal de comunicación abierta con sus nietos.
Esta serie de imágenes son un acto de renuncia al desapego. Son un giro epistolar en el que el pasado y el presente pretenden plantear el puente que define lo que será y lo que puede ser la distancia cuando solo existe en el plano tangible.