Territorio infinito

Léster Rodríguez
Curaduría: María José Chavarría
Inauguración: Miércoles 13 de mayo, 5:00 p.m.
Del 13 mayo al 08 julio del 2015.
Sala 1
Territorio infinito. Léster Rodríguez

La obra de Lester Rodriguez gira en torno a diversos ejes importantes dentro de los cuales resaltan conceptos como lo son el poder y la territorialidad. Esta idea del poder denota formas asociadas al territorio y da pie al uso de espacios geográficos específicos, regiones, extensiones territoriales y a la utilización de recursos cartográficos como instrumentos fundamentales.

El paisaje funciona entonces como especie de metáfora que remite a la construcción fría y calculada desde algunas ramas de las ciencias geográficas, a partir de la disección y la yuxtaposición, hasta la vinculación de este paisaje con la cotidianidad que define ciertas “realidades”.

Como menciona Carl Sauer en su texto “La morfología del paisaje”: “Los hechos de la geografía son hechos de lugar; su asociación otorga relieve al concepto de paisaje. De manera similar, los hecho de la historia son hechos de tiempo; su asociación otorga relieve al concepto de período. Por definición, el paisaje posee una identidad que está sustentada en una constitución reconocible, límites, y una relación con otros paisajes, para constituir un sistema general. Su estructura y función están determinadas por formas integrantes, dependientes.”1

En este sentido, una visión sociopolítica de este, plantea también sistemas ideológicos, nociones de mundo; moldea concepciones determinadas a partir de la idea del límite o la frontera, y a la vez, perfila al sujeto a nivel cultural. Partiendo de aquí, en diversas propuestas del artista, la utilización de recursos como el fraccionamiento y la descomposición, posibilitan la reconfiguración y desestabilización de muchas de estas nociones.

Este estudio del paisaje, permite a la vez ciertas ramificaciones que se relacionan con características económicas o sistemas de producción. Para el artista, un concepto a desarrollar es el de la “modernidad fallida” o de alguna manera inconclusa, y se plantea desde la paradoja y la contradicción presentes en algunas de sus piezas… Máquinas que ya no pueden ser usadas, herramientas que no tiene utilidad en sí mismas, la vulnerabilidad entre la idea y la forma, todas estas, parten de una concepción mecanicista asociada al capitalismo y a la fuerza laboral.

El trabajo manual y la reproducción masiva del objeto, son líneas fuertes que se desarrollan tanto a nivel conceptual, como en la manera en la que se producen las propias piezas. Estas etapas de producción agotadoras, se relacionan con la idea de la “maquila” como un elemento presente desde la estandarización del trabajo, así como en las resoluciones formales de sus obras, a nivel de color y forma en las reproducciones masivas de los objetos.

La alienación del trabajo en sí mismo, genera en términos más amplios, grandes brechas que dan pie a pirámides sociales con divisiones más marcadas, asociadas también a inseguridades a nivel de protección y necesidades básicas. De manera paralela, se plantea también la relación entre Latinoamérica como base de materias primas y el anclaje, dominio y extracción de riquezas para intereses coloniales. La idea de “ordeño” planteada desde las “Venas abiertas”2, se plasma también en propuestas del artista a través de la ironía en los materiales y la constante vigencia de este tipo de análisis.

Asimismo, no se podrían dejar de lado las características socio-históricas de un país como Honduras, en donde el tema de la violencia, los desaparecidos y la constante vigilancia, permiten al artista construir narrativas desde su contexto de procedencia para plantear desde ahí conexiones más amplias. El arte entonces, funciona como un problematizador de distintos tópicos y un articulador de inquietudes comunes.

María José Chavarría. Curadora del MADC.

1 Sauer, Carl, “Morfología del paisaje”, 1925.
2 Galeano, Eduardo, “Las venas abiertas de América Latina”, 1971.

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