Artificio Natura. Conducto sensorial-interpretativo

Cinthya Soto / Costa Rica - Suiza
Curaduría: Rolando Barahona-Sotela
Octubre a diciembre del 2002.
Sala 1
Museo de Arte y Diseño Contemporáneo

Premio Nacional de Artes Plásticas 2002 por Artificio Natura en el MADC / National Prize 2002

Curaduría: Rolando Barahona.

Presenciar la obra de Cinthya Soto es introducirse en su juego con un lente tecnificado, el tiempo y la luz para captar la vida como un contenedor de escenas fluidas y espontáneas. Es formar parte de imágenes que actúan como conectores entre la mente y la materia, dentro del confuso espacio entre lo natural y lo artificial como campo de experimentación con cualidades etéreas.

Soto nos incita a meditar sobre la tridimensionalidad del vacío que circunda la materia, invisible y estática en apariencia, pero que al proyectarse en forma múltiple la transforma en un ámbito colmado de contenido. Las esencias atrapadas por la lluvia, la hoja, la flor o el reflejo solar se abren al espectador como testigos de la dinámica abstracta que propicia el acontecer en el espacio habitable al presentar la realidad material en un lenguaje compuesto por vibraciones visuales. Una existencia plasmada, sin distorsiones ni estilizaciones, de los elementos y seres que se desplazan, interactúan y dialogan en el cotidiano vivir, presentándose ante el espectador con una sinceridad cristalina, que a primer impacto hace dudar de la complejidad que engendra el contacto comunicativo.

Es este un encuentro de presencias simples y traslúcidas, analizado y desnudado por la artista en forma sobria y serena, que produce casi una magia capaz de agudizar todos los sentidos e inducir una descarga mental inconsciente, que penetra en los fenómenos físicos y psíquicos de la percepción. La magia luminosa del ámbito natural que provoca la reflexión, a partir de la imagen capturada en juego con la acción que fluye entre los poros de las superficies texturadas de los componentes, a veces reproducidos en espacios de condiciones artificiales como una cúpula de jardín botánico, o emergente en el hábitat que nos rodea, por reproducción espontánea.

Por intuición, la artista descubre que los objetos tienen vida y que la vida se hipnotiza o se inmoviliza ante el contacto con el medio que la rodea, dejándola en un diálogo silencioso, que sin agresividad o presión alguna, gesticula su esencia en imágenes secuenciales distanciadas por fracciones ínfimas de tiempo. Soto acude a reanimar la pasión que preserva el don de la vida en un presente que continuamente se transforma en futuro inmediato, que la pone a funcionar de nuevo en un después. La presencia humana se adivina entre espacios que invitan a la mente del espectador a un recorrido que pareciera confirmar que nuestros sentidos funcionan y reaccionan ante la fuerza más profunda y real; la imponente energía de la naturaleza y sus milagros.

La artista pareciera desdoblarse y estar frente o detrás de una lente, que utiliza tal y como se utiliza un pincel en reposo; o sea, que la cámara fotográfica es un medio que la artista manipula, valiéndose de su conocimiento del espacio y de la tecnología siempre a su servicio. Una tecnología que permanece muerta si no se incorpora a la astucia y tácticas secretas del conocedor, poniéndolas bajo su total dominio. Soto no depende de una cámara, más bien ésta, en forma servil, depende de la guía de su ama para conducir la luz en la proporción adecuada.

La vida es un escenario, pareciera opinar la artista con su obra, mas conformado por escenas no fingidas ni actuadas con premeditación o prejuicio; sino una escena, contenedor de acciones que fluyen espontáneamente como sangre en las venas, bombeada por la imaginación analítica de una navegante espacial creativa, que inició su carrera artística con estudios de arquitectura que la indujeron al explorar el espacio, con estudios posteriores en diseño gráfico y arte, llevándola hasta la instalación multifacética audiovisual. Para Soto el combustible es el tiempo que se genera en el intercambio de energías entre los protagonistas, que activos o pasivos, vibran en un espacio en aparienciavacío.

Las imágenes, captadas con gran disciplina y rigurosidad, que son notorios al presenciar sus procesos creativos, no son fragmentos sino ideas completas que se desdoblan y transforman en el lapso entre un ahora y un ahora posterior, conteniendo en el espacio vacío la presencia humana que, sin estar visible, se adivina entre espacios que invitan al recorrido, a la imaginación fantasiosa del espectador. Un recorrido que nos confirma que nuestros sentidos funcionan y reaccionan ante la fuerza más profunda y real: la imponente energía de la naturaleza y sus milagros.

Así, la artista enfoca la realidad sin ninguna indulgencia melancólica o pasiva, evitando el tipo de lenguaje o título que enreda al espectador con distorsiones ambivalentes. Asume la tarea de exponer sus inquietudes con un enfoque, casi imposible, de que la convergencia de una idea visual del tiempo, vertida en un espacio físico, es capaz de conformar una nueva visión del espacio vacío, o más bien del espacio no palpable visualmente, que envuelve, esculpe flexiblemente y condiciona la materia.

Rolando Barahona-Sotela, Curador.

TESTIMONIO DE LA ARTISTA

Esta exposición sigue dos hilos conductores: por una parte, la de funcionar como una especie de “Jardín Botánico”; y por otra, la de experimentar con el sentido de lo perceptible. De este modo, esta relación de factores ambiguos en sí, cuestiona de alguna manera las barreras o límites entre lo “natural” y lo “artificial”, poniendo en escena también el fenómeno de oscilación entre lo fisiológico y lo psíquico.

Se puede entonces definir algo como absolutamente “natural”, cuando se definen continuamente desde los espacios que se cultivan hasta el curso de los ríos? Aparentemente, somos nosotros los que definimos lo que ha de ser natural y lo que pertenece a la naturaleza. Por eso utilizo la idea del “Jardín botánico”, pues este remite de cierta forma a la puesta en escena de ese carácter ambivalente que se produce entre la “naturaleza” y la recreación “artificial” de ella

Por otro lado, cómo se involucran los medios tecnológicos (cámaras, proyectores, soportes de impresión, ordenadores, etc.) y artísticos (formas de composición de la imagen, concepción del tratamiento espacial, etc.) con los modos de interpretación de ese proceso: ¿sentimos lo que vemos, o vemos lo que sentimos? En cualquier caso, parto de que una imagen no es “natural” ni “artificial”; es decir, una imagen posee una cualidad propia, pues ésta, al igual que un jardín botánico, es el resultado de una interpretación, de una apropiación que, como un resultado autónomo, se desliga de alguna manera de su referente.

Es por eso que los medios a utilizar en esta muestra (instalaciones fotográficas y vídeo - instalaciones) pretenden delatar qué tan rápido nos acostumbramos o aceptamos determinados medios y lenguajes artísticos, que en la actualidad nos resultan tan “naturales”, como artificial nos parece a veces hoy la “naturaleza”. Cinthya Soto.

Referencias en otros medios

“(…) creo que una muestra como Artificio-Natura de Cinthya Soto, requiere un elogio superlativo, que acaso pueda ser proporcional a la exquisitez, coherencia y agudeza conceptual de las que da cuenta esta exposición (…) En ese juego entre la naturaleza y su recreación, o incluso su fabricación, se ubican gran parte de las obras.” Tamara Díaz Bringas. Naturalezas Construidas. Crítica de Arte, Revista Viva, La Nación, 15 de noviembre del 2002.