Las gafas negras – Transmigrare

Eugenio Murillo / Costa Rica.
Curaduría: Adriana Collado
Del 11 de marzo al 22 de mayo del 2004.
Sala 4
Museo de Arte y Diseño Contemporáneo

Obra de la Colección Permanente del MADC.

En la Sala IV del MADC, el artista Eugenio Murillo nos expone la construcción de un diálogo entre dos textos, uno de Milán Kundera y otro de María Elena Walsh. En el nuevo texto que Eugenio ha creado, el parlamento es atravesado una y otra vez por una representación intermitente: las gafas oscuras.

Al entrar a la sala, uno se encuentra con una larga banda de imágenes sobre la pared cuya secuencia rememora el modo de historiar de los comics, se trata de la serie Transmigrare. Esta secuencia visual orbita alrededor de Las Gafas Negras, otra tira que visualmente se expande sobre la larga mesa central. En conjunto, un feliz triunfo del signo.

Mientras transcurre nuestro recorrido empezamos a percatarnos de que la disposición lineal de las imágenes es contraria a la linealidad narrativa, pues ahí donde las imágenes parecieran avanzar en un solo sentido, nuestras interpretaciones se amarran en todas direcciones, como se amarra una tela de araña a su entorno, y por cierto que, al igual que la araña con su presa, quedamos atrapados en esta historia no al seguirle el hilo, sino al quedar enmarañados en medio de todos los hilos.

Así, la supuesta unidireccionalidad tipo “tira cómica” se quiebra a cada paso nuestro, a cada zancadilla visual. Se trata de imágenes e historias con secuencias de trama abierta, de composiciones construidas de a retazos, de a paréntesis, de a intervenciones, en donde la coherencia es constituida por enlaces de fragmentos que confluyen en nosotros.

En ambas obras, las gafas constituyen metáforas del signo, puesto que las gafas al igual que los signos, funcionan como accesorios de encubrimiento, actúan como substitutos o presencias auxiliares ante lo ausente. Con signos y gafas oscuras tomamos distancia del mundo para percibirlo teñido según el color y la gradación de la lente que escogemos para ir por ahí, recorriéndolo. Si entre nosotros y el entorno median unas gafas, si entre nosotros y el mundo media el signo oscuro ¿Qué nos garantiza que somos nosotros los que escogemos usar signos como usaríamos gafas oscuras? ¿Qué nos asegura que no sucede a la inversa, que es el signo el que se nos impone, el que nos tortura y el que nos seduce insaciablemente?

Adriana Collado. Asistente curaduría MADC