onlyyou, de Carlos Capelán, es un proyecto que aspira a examinar nociones de identidad, lugar y contexto en el espacio del lenguaje, produciendo una versión única y específica en cada uno de los lugares en los que ha sido presentado.
La muestra tuvo su primera versión en el Bildmuséet de Umeaa, Suecia, luego en la Galería Fúcares de Madrid, España, y en el BALTIC Centre for Contemporary Art (Baltic Mill), Gateshead, Gran Bretaña. También se expuso en el Museo Nacional de Artes Visuales de Montevideo (MNAV), Uruguay, el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) de Santiago de Chile, el Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo del Banco Central del Ecuador (MAAC), en Guayaquil.
Luego de este intenso y extenso recorrido, el jueves 3 de agosto, a las 7:30 pm, Carlos Capelán inaugurará en la sala 1 del MADC, onlyyou. Siempre allí: conjunto de intervenciones in situ, instalaciones, pinturas, dibujos, fotografías y (no) videos, que re-actualizan en la versión específica realizada para San José -ciudad en la que vivió este artista durante varios años- esas difusas nociones de identidad, lugar y contexto en el espacio costarricense.
Carlos Capelán (Uruguay, 1948)
Nacido en Montevideo y residente de Lund, Suecia; Moravia, Costa Rica; Santiago de Compostela, España. Es profesor en la Academia de Arte de Vestland, Bergen, Noruega.
Capelán ha presentado su obra a nivel individual en el Museo Nacional de Artes Visuales, Montevideo, Uruguay (onlyyou / una cierta noción de lugar, 2005); Museo Nacional de Bellas Artes, Santiago, Chile (onlyyou / no había nadie allí, 2005); Baltic Centre for Contemporary Art, Newcastle, UK (onlyyou, 2004); Umeaa Den 1a på Moderna, Moderna Museet, Estocolmo, Suecia (Ceci n'est pas un video, 2004); Bildmuseet, Umeaa, Suecia; (onlyyou, 2002); Gary Nader Fine Arts, Miami (Low Tide / Technologies, 2002); Galería Angel Romero, Madrid, España (Post-Colonial Liberation Army (rematerialización) – objetos artísticos, 2001); WeltSichten, IFA Galerie, Berlin, Alemania (Hommage to the Native Nations of Alemania, 1999); Fundación TeorÉtica, San José, Costa Rica (400 metros al norte del quiosco del Morazán, 1999); New Work Series, Miami Art Museum of Dade County, Miami, USA (A painting representing space, 1997); Galerie Monique Knowlton, New York, USA (Die Welt als Vorstellung, 1997); Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo, Badajoz, España (La casa de la memoria, 1997); Museum of Contemporary Art, Chicago, USA (Façade, 1995); Museu da Gravura, Curitiba, Brazil (XI Mostra America, 1995); V Bienal de la Habana, Habana, Cuba (Song to myself, 1994); Kulturhuset, Estocolmo, Suecia (Bedia och Capelán,1993); Lunds konsthall, Lund, Suecia (Kartor och Landskap, 1992); Subte Municipal, Montevideo, Uruguay (Mapas y Paisajes, 1992); III Bienal de la Habana, Habana, Cuba (1989); Massachusett School of Art, Boston, USA (Rituals and Surfaces, 1987); entre otras.
Entre sus numerosas participaciones en muestras colectivas se encuentran: Cinco Falsos Videos of the PCLA(r) en la Bienal de Fotografía, Berlín, Alemania, 2005; Autorretrato, en IV Bienal do Mercosur, Porto Alegre, Brazil, 2003; Tirana Biennale, National Gallery/Chinese Pavilion, Tirana, Albania, 2001; XXIV Sao Paulo Biennale, Sao Paulo, Brazil (A painting representing space, 1998); National Gallery of Canada, Ottawa, Canada (At the speed of your steps, en Crossings, 1998), Museo de Arte Contemporáneo Sofia Imbert, Caracas, Venezuela (Homenaje a los 33 orientales Bienal del Barro, 1998) Museo de Arte y Diseño Contemporáneo, San José, Costa Rica (Mesótica III: Instalomesótica, 1998), I Bienal Mercosur (Algunas consideraciones sobre: la crisis de la representación, 1997); Galerie Leger, Malmoe, Suecia (Arbeten på papper, 1997); Museum of Modern Art, Estocolmo, Suecia (Aura, en On time, 1996); Seul, Republica de Corea (I Kwangju International Biennale, 1995); Window #2: My home is your home, in Dialogues of Peace, UN Jubileum, Ginebra, Suiza (1995); Naming songs, in SITE Santa Fe, Santa Fe, New Mexico, USA (1995); Stepping out of the white cube (a little song for Johannesburg), parts I & II, in Africus, I Johannesburg Biennale, Johannesburg, Africa del Sur (1995); Ante América, Banco de la República - Biblioteca L. A. Arango, Bogotá, Colombia, Museo A. Otero, Caracas, Venezuela; Queens Museum, New York, USA; New Center for the Arts, S. Francisco, USA (1992); America, Bride of the Sun - 500 Years of American Art, Royal Museum, Antwerp, Bélgica (1992).
Only you. Siempre allí: la trascendencia del trayecto
Luego de un intenso y extenso recorrido por contextos tan disímiles como Suecia, Inglaterra, España, Chile, Uruguay o Ecuador, llegó al Museo de Arte y Diseño Contemporáneo de Costa Rica, Only you. Siempre allí + Post-Colonial Liberation Army (rematerialización), del importante artista Carlos Capelán (Uruguay-Suecia).
Como título principal de su muestra itinerante (o mejor, nómadica, como le gusta decir al artista), Capelán tomó de pretexto una famosa canción del grupo vocal The Platers, “Only you”, donde lo emotivo de esta antológica letra es apropiada, para dar un sentido de cercanía, de rejuego intimo con el espectador, de interacción ¿duchampiana?: visual, cognoscitiva, pero también vivencial, psicológica, lúdica.
Por otro lado, con la fotografía múltiple Siempre allí, que remite a un tatuaje de la palabra Moravia -localidad de Costa Rica-, que el artista se tatuó en su antebrazo como inefable símbolo de presencia, recorriendo los más disímiles sitios geográficos con ella, de alguna manera Capelán difumina la noción de ‘lugar’, centro de sus reflexiones en la exposición. Por otra parte, ese Siempre allí me recordó también aquel minúsculo y genial ¿cuento? del escritor guatemalteco Augusto Monterroso, que reza únicamente: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”; haciéndonos participes de lo misterioso, de lo inquietante de esa ambigua noción de ‘lugar’.
Ese sentido escurridizo de ‘lugar’ se amplia visual y conceptualmente en las fotografías No Matter, donde cielo y nubes, manipuladas digitalmente, retratan esos dos elementos etéreos, inasibles, como espacios más metafísicos que palpables. Por otro lado, la presencia de la ‘rematerialización’ en sus múltiples descomposiciones y recomposiciones, se expresa además en las hieráticas fotos de pájaros disecados en sus trasfondos “naturales”, que dejan ver los borrosos, y hasta morbosos, vínculos entre imagen y realidad, entre representación y fisicalidad.
Ahora bien, donde la intervención de Carlos Capelán adquiere rasgos de un barroquismo más exacerbado -factual, visual y conceptualmente- es en el mural-instalación “Siempre allí II”. Así, la vetusta pared oeste de la sala 1 del MADC, se convirtió en el excepcional soporte de unas abigarradas interacciones entre lo técnico, lo lingüístico y lo visual, entre la bidimensionalidad y la tridimensionalidad; a través de confluentes elementos de dibujo, grabado, escultura, entrelazados con figuraciones (a)morfas y términos que se superponían de un modo aparentemente contradictorio, entrópico (tal como lo han expuesto en sus reflexiones acerca de lo “neo-barroco”, escritores como Severo Sarduy o Gilles Deleuze); y que precisamente alcanzaban algún “sentido”, quizás en la caoticidad misma de lecturas y significados que se entrecruzan dentro de este mural-intervención.
Justo a la par de este gesto grandilocuente, inmenso, la pequeña y etérea foto “My avantgarde is bigger than your avangarde”, nos exponía de manera metafórica e irónica, esa necesidad de superioridad, de competencia tan propia de las relaciones de poder en el sistema de la cultura y el arte modernos (y contemporáneo, por supuesto) que se expresa tanto de forma macro -entre países o regiones-, como micro -entre artistas, especialistas, gestores, etc-. En contrapunto, pero vinculado también a esa idea de lo entrópico y la identidad difuminada, podíamos apenas discernir el “autorretrato” de Capelán, un casi imperceptible dibujo a lápiz sobre pared; y en un sentido totalmente contrario, la imponente instalación “Homenaje a Tatlin”, donde una sinuosa espiral de sillas verticales, rememoraba de manera crítica aquella utopía moderna (arte-diseño-sociedad) del socialismo soviético temprano -años 20’- y sus posibles lecturas contemporáneas.
Por otro lado, en Only you eran sumamente llamativos un conjunto de videos, situados irregularmente en un mismo espacio, que interactuaban para hacer evidentes dos temas relativos a este lenguaje que a Capelán le interesa explorar: por un lado, cuestionar la utilización indiscriminada de este recurso, basándose únicamente en el uso -y abuso- de sus posibilidades tecnológicas; y por otra parte, hacer visibles los distintos comunicados del PCLA(r) (Post Colonial Liberation Army- rematerialización), que ha sido una de las estrategias “anónimas” más activas de este artista a lo largo de los últimos años, para poner en evidencia, no solo las contradicciones y paradojas internas dentro del sistema del arte contemporáneo -estéticas, mercantiles, institucionales-, sino también en sus ramificaciones y connotaciones más generales -geopolíticas, sociológicas, psicológicas, antropológicas, etc-.
En Onlyyou. Siempre allí, Carlos Capelán explora, además, de manera profunda y fluida, ejercicios pictóricos que interactúan constantemente con el dibujo o el grabado (lenguajes fundamentales en casi toda su producción “histórica”) y que, como expresa el mismo artista, intentan explorar complejos “mapas de lecturas”; es decir, signos estéticos, textuales, conceptuales y de experiencias humanas, donde las búsquedas artísticas y vitales de Capelán se reconfiguran continuamente. Así, como propone sagazmente el crítico y curador David Barro: “[Capelán] actúa a la manera de un cirujano capaz de operar en nuestra realidad cultural para proponer lecturas”; para finalizar expresando: “Como espectadores debemos decodificar cada gesto, cada fragmento, cada detalle…”
Para finalizar este acercamiento a Onlyyou,Siempre allí, narro una anécdota del montaje que –pienso- resulta significativa de las intencionalidades y propuestas generales de este artista. Cuando trabajaba (o más bien cuando se cansaba de trabajar) en sus intervenciones, Capelán, arco y flechas mediante, disparaba a un blanco en el extremo de la sala 1. Al ver, una y otra vez, este excéntrico ejercicio de ¿desestresamiento?, ¿concentración?, ¿pasión?, pensaba, como expresó alguna vez el poeta José Lezama Lima, retomando la idea del filósofo Zenón de Elea acerca de los metafísicos vínculos entre el arco y la flecha, el trayecto y el espacio, que quizás lo más importante, lo más trascendente de estos lanzamientos de Capelán (y creo que, elípticamente, de todos sus acercamientos, o mejor, lanzamientos artístico-vitales), no es tanto el destino mismo de la flecha, su lugar final, sino esforzarse en discernir, en analizar, en cuestionar e incluso en disfrutar, los posibles sentidos y las infinitas posibilidades de sus trayectorias…
Ernesto Calvo, director MADC
Textos de referencia
Las obras de Carlos Capelán demandan una observación lenta, detenida. El resultado de ese gesto paciente, se traduce en las más diversas interpretaciones y perspectivas […]. Pero este caleidoscopio hipertextual -siempre abierto a un número indeterminado de conclusiones de un virtual espectador- no implica una obra no calibrada, sino al contrario, se trata de una medida tensión que no debemos entender como forma acabada sino como obsesivatentativa de dotar un sentido.
Si para Umberto Eco lo cerrado esconde sus fisuras aunque las guarda, dejando lo acabado, lo concluso, abierto a nuevos gestos, ya funcionen como aberturas o nuevos cerramientos, para Capelán ese cierre se convierte en acumulación, en memoria tatuada, en ejercicio de perpetuidad de la identidad […]Y es precisamente ese carácter de archivo visual y textual lo que sustenta uno de los principales motivos de lucha artística de este artista.
Cada pieza de Carlos Capelán funciona como memoria condensada que encierra tantas preguntas como respuestas, vivencias individuales y reconstrucciones culturales. Y lo hace a partir de un particular barroquismo donde convive la teoría pura y la condición íntima, en un afán más recapitulatorio que recopilatorio, reflexivo más que conclusivo.
Hay que aclarar que Carlos Capelán es un artista nacido en Uruguay que ha vivido en Colombia, Perú, Ecuador, México, Costa Rica, Noruega o España, lo que justifica ese interés por lo que el mismo denomina irónicamente 'etnotecnia' […] Capelán recoge un conjunto de objetos para conformar su contexto, pero son objetos reconocibles, familiares, si bien en muchos casos aparecen neutralizados o deformados como sumidos en un sueño.
[…] Se entiende, entonces, su interés por el texto, por la cita, por el libro como contenedor, como encrucijada. Capelán sabe que un texto no sólo es lo que se lee, sino mensaje, intención, conjunto de valores. Un texto es una secuencia fija difícil de mudar, pero no sus interpretaciones. Por eso su textualidad cercana a la poesía visual se sitúa en el terreno de la literatura no lineal.
Tal vez, Capelán, como concluiríamos en Joyce, no esté seguro de tener una historia y, si la tiene, tampoco esté seguro de que esté todo en ella. Por eso permite y potencia las bifurcaciones, los saltos y enlaces, la imperfección poética.
Carlos Capelán atiende más que a normas a intuiciones, por eso se muestra siempre muy versátil, polifacético y nómada ávido de respuestas. […] Por eso sus obras guardan dos tiempos: un primer momento de confusión y otro producto de desdoblar la lógica disfrazada. Como espectadores debemos descodificar cada gesto, cada fragmento, cada detalle. Así, conseguiremos destapar cada memoria, entender el mapa propuesto, despejar las incógnitas que permitan desvelar la exégesis de sus intenciones.
Fragmentos de “La telaraña de Carlos Capelán”, de David Barro. (en catálogo: Carlos Capelán. Only you) . David Barro (Galicia, España). Crítico, curador independiente y profesor universitario.
La obra artística de Capelán ha combatido sistemáticamente la lectura estigmatizadora y estereotípica que conlleva la etiqueta de artista exiliado. No porque él tome en su arte distancia de todo tema o motivo que pueda relacionarse con el exilio. Sino expandiendo constantemente sus marcos de referencia artísticos, logrando un arte que no necesariamente gira en toro a un yo, lúdicamente entrando y saliendo de identidades para mostrar sus posibilidades, pero no como un paria sin raíces ni casa sino como un ser que disfruta curiosamente de toda búsqueda, un inventor de identidades, pensamientos, estados, experiencias, como en el sentido más complejo de la palabra artista global.
[…] El artista exiliado regresa. Pero ahora como bufón. O como el que dice las verdades (quizás sea lo mismo). “Yo quiero etnificar la cultura occidental,” dice Carlos. Cambiar los lentes de la normalidad por otros lentes, que hacen visibles otros paisajes. Y entonces obligar a la norma, a la ley y a la regla a salir a la luz del sol. De esta manera exponiendo el poder. Es un poco como cambiar de lugar entre ver y ser visto. Pero sin soberbia y sin respuesta. “La identidad consiste en estrategias, no en esencias… las identidades consisten siempre en negociar…” El yo es un work in process. en formación. ¿Cómo puedes hablar de ser completo si todosnos estamos creando todo el tiempo? Tú y yo no recibimos la respuesta como respuesta clara y completa sino como respuesta posible. Mil respuestas posibles.
Extracto de la introducción al catálogo ONLYYOU, de Jan-Erik Lundström (Director del Museo Bildmuséet, Suecia).
No artistic collaboration is ever either anatural or linear progression towards a higher state of aesthetic perfection. A collaboration can seem to take you backwards even when you are meant to be progressing at double speed. Learning to collaborate is often perceived as a contradiction. It is assumed to be as natural as breathing. However, submitting to the needs of others, presenting your own within a shared space, and then allowing the dialogue to shape the outcome can test the limits of an individual's faith and maturity. To develop ideas in an open environment is to risk seeing them in a naked and unformed manner, it may reveal their greatest potential but also expose their deepest flaws. This gesture requires unequivocal trust in your partners. There must be a confidence that the process of revelation is not betrayed in ways that would harm the other.
Collaboration presupposes mutual understanding, shared languages, common goals and the ability to negotiate across differences. These qualities and skills are not common, nor are they often presented as part of the identity of the artist. The mythical images of the artist are mostly as solitary figures, rebelling against social rules and pushing the boundaries of institutions. However, the myth of the artist as an outsider is a destructive self-image. It fosters contempt for the complex ways in which the artist is entangled with others.
“The ethics of collaboration”, por Nikos Papastergiadis (Profesor de las universidades de Melbourne, Australia, y Manchester, en Gran Bretaña).
La obra de Capelán, y en especial sus ambientes e instalaciones, son como un chip que condensa muy diversos ejes culturales que se entrecruzan hoy en América Latina: el conceptualismo de incidencia social, la gráfica de tradición vernácula, la pintura de "atmósfera", la crítica de la representación, el replanteo de la vieja neurosis de la identidad, la deconstrucción de los circuitos y mecanismos auráticos del arte y la cultura, un neotelurismo, el misticismo, las cosmovisiones no occidentales... para comentar a Capelán hay que hacer siempre ennumeraciones. Es significativo cómo su trabajo, a diferencia de otros artistas de la instalación contemporáneos, se reconoce dentro de la tradición visual latinoamericana. Esto responde a su imaginería tanto como a su barroquismo, y quizás a cierta dimensión intimista a pesar de la concentración en proposiciones de sesgo teórico, que provocan hacia el análisis social y cultural.
Gerardo Mosquera, co-fundador de la Bienal de la Habana, crítico de arte y curador del New Museum, New York, USA
Las obras de Carlos Capelán demandan una observación lenta, detenida. El resultado de ese gesto paciente, se traduce en las más diversas interpretaciones y perspectivas, en una piranesiana exploración de la fractura perceptiva. Pero este caleidoscopio hipertextual -siempre abierto a un número indeterminado de conclusiones de un virtual espectador- no implica una obra no calibrada, sino al contrario, se trata de una medida tensión que no debemos entender como forma acabada sino como obsesiva tentativa de dotar un sentido.
...Paul Ricoeur advierte como "el texto como un todo y como un todo singular puede compararse a un objeto, que puede ser visto desde varios lados, pero nunca desde todos los lados a la vez". Carlos Capelán sabe que no todos veremos el texto de una misma manera, que existe cierto grado de imprevisibilidad, de deriva o turbulencia a la manera entendida por Michel Serres. Por eso otorga importancia a la experiencia, así como a su particular simbología.
David Barro, crítico de arte, España
En una época en que triunfan simplificaciones, clichés, crispamientos identitarios y todo aquello que Serge Daney juntaba bajo la fórmula "gestión almacenera de la alteridad", Carlos Capelán nos reconcilia con las paradojas y las sorpresas del laberinto cultural, como anteriormente Borges, Octavio Paz o Haroldo de Campos, esos "Bárbaros alejandrinos" que, "lejos de procurar romper con tradición alguna, han buscado reatar, unir todas las cosas".
Catherine David, curadora francesa, directora de la VII Bienal de Dokumenta, Kassel, Alemania